viernes, 9 de octubre de 2009

Tu guía en las islas Galápagos se llama Darwin

Piérdete unos días en el archipiélago más intacto del planeta, cuyo ecosistema sirvió de ‘laboratorio’ al naturalista inglés, y apúntate a uno de los cruceros que acogen estas islas ecuatorianas en el año de su bicentenario.

Sus geografías de cataclismo no se parecen en nada a las islas de postal que uno espera encontrar en el trópico. Galápagos no destaca por sus hoteles de lujo ni por sus spa para hedonistas, y sin embargo es uno de los destinos más exclusivos del planeta. La razón es que su aislamiento, a casi un millar de kilómetros de las costas de Ecuador y en el cruce de importantes corrientes oceánicas, ha engendrado, a lo largo de millones de años, una combinación única de ecosistemas terrestres y oceánicos donde, como Darwin fue el primero en comprobar, muchas especies han evolucionado de forma distinta, incluso con diferencias notables de una isla a otra.

La peculiaridad de las Galápagos es única en todo el planeta y, aunque no son pocas las voces de alarma que insisten en protegerlas más todavía de la presencia humana, hoy el 97 % de su territorio está considerado Parque Nacional, amén de contar en su haber con los títulos de Patrimonio de la Humanidad, desde 1979, y Reserva de la Biosfera, desde 1985.

Galápagos suma catorce islas grandes, seis menores y unos cuarenta islotes rodeados por una Reserva Marina de 138.000 kilómetros cuadrados, que se recorren principalmente en cruceros para, a lo sumo, un centenar de pasajeros. A bordo de ellos, y en las esporádicas caminatas por tierra firme, el absoluto plato fuerte del viaje es el privilegio de admirar su barbaridad de iguanas terrestres y marinas, capaces éstas de bucear hasta una hora; de tortugas gigantes, pingüinos y leones marinos, además de inmensas colonias de fragatas, albatros, alcatraces, hasta trece especies endémicas de pinzones o los únicos cormoranes del mundo que, debido a la evolución, han perdido la facultad de volar.

Practicar el submarinismo en Galápagos, cuyos fondos marinos figuran entre los más espectaculares del planeta, así como combinar los días en el archipiélago con otros dos escenarios, ya en el Ecuador continental, de la talla de la Amazonía y los Andes, donde pequeños tesoros como la Hacienda Zuleta, propiedad del ex presidente Galo Plaza Lasso y perfecta para salir a cabalgar, explorar el legado de las culturas pre-incaicas o un buen puñado de mercados indígenas, muestran una imagen casi intacta y poco conocida del país.


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